Descripción
San Vicente de Paul
- Tamaño: 11cm/ 4.33 Inch
- peso: 90gr
- material :resina
Es una de las figuras más representativas del catolicismo en la Francia del siglo XVII. Fue creador de las Conferencias de la Caridad (Hoy llamadas AIC)
en 1617, también de la Congregación de la Misión, también llamada de Misioneros Paúles, Lazaristas o Vicentinos (1625) y, junto a Luisa de Marillac, de las Hijas de la Caridad (1633).
Fue nombrado Limosnero Real por Luis XIII, función en la cual abogó por mejoras en las condiciones de los campesinos y aldeanos.
Realizó una labor caritativa notable, sobre todo durante la guerra de la Fronda que incrementó el número de menesterosos en su país
Su festividad se celebra el 27 de septiembre.
Es patrón desde 1883 de todas las asociaciones de Caridad instituido por León XIII con motivo del 50 Aniversario de la fundación de las Conferencias de San Vicente de Paúl (SSVP) y considerado precursor del trabajo social
Una serie de peripecias no muy bien conocidas dio con él a los treinta años en París,
donde encontró inicialmente algunas pequeñas ocupaciones sacerdotales, hasta que por recomendación de un prestigioso amigo sacerdote, Pedro de Berulle,
posteriormente cardenal, entró en 1613 en la importante casa de los señores de Gondi como preceptor de los niños y posteriormente director espiritual de la señora.
Los viajes por las tierras de los Gondi llevaron a Vicente a un conocimiento de primera mano de las lastimosas condiciones de vida materiales y espirituales de la población campesina,
y también del clero parroquial que les atendía con serias deficiencias.
Esta experiencia y su propia evolución espiritual, cuyos perfiles exactos nos son poco conocidos, le llevaron a un decisión irrevocable de dedicar su vida sacerdotal,
no a la promoción social de su familia o a la suya propia, cual había sido el caso hasta entonces,
sino a la evangelización y redención de la población campesina y a la formación de sus sacerdotes.
A partir de esa decisión la vida de Vicente mantiene hasta su muerte a los ochenta años, en 1660,
una línea constante de dedicación a la redención espiritual y material de los pobres.