Bongos tambor Cuba Ref:440 peso: 2700gr tamaño 45*23*17cm
Por lo general, cuando se habla de santería cubana, se hace en voz muy baja, y como si se tocara un tema peliagudo, conspirativo y abovedado.
Encerrada durante siglos en sus reglas, distinta a las cosas de los blancos, las culturas que llevaron a Cuba los esclavos,
desde las diferentes regiones de África, se amalgamaron entre ellas, y vivieron en un medio en el que se imponían los códigos del conquistador.
Se enfrentaron a un entorno dominado por la fuerza, y debieron plegarse, según todas las apariencias, a la religión católica.
Llegados a América en oleadas distintas, los esclavos africanos, traían consigo un amplio abanico de culturas, con sus diversas lenguas, costumbres, ritos, cantos e instrumentos musicales.
Los lucumí, grupo que llevó a Cuba la cultura yoruba, ya desde 1565, en su intento por conservar las raíces, comenzaron a agruparse por cabildos
-como lo hacían también los europeos-, en los que podían compartir sus costumbres ancestrales, y ayudarse mutuamente los miembros que provenían de una misma nación.
Pretendían mantener la estructura tribal, y eran capaces de reproducir sus vestidos, comidas, ritos religiosos, sus cantos y sus bailes.
Pero injertados en otro medio bien diferente, rodeados por otras culturas, obligados a comunicarse, sometidos a la voz del amo esclavista
y a las leyes coloniales de cristianizar, tuvieron que aceptar las nuevas influencias y a los nuevos dioses.
Pero sus deidades, llamadas orichas, no fueron sustituidas sino que asumieron nuevas imágenes, los santos católicos,
impuestos por el amo español, fueron tomados en sus apariencias y se les traspasó la esencia de los dioses africanos, creándose una síntesis que se conoce como sincretismo.
Es de ese amarre entre dos cultos religiosos que surgió la santería cubana.
Uno de los momentos culminantes, en todo lo referente a la práctica de la santería, y quizás lo que más atrae a los profanos,
es el llamado toque de santo, ceremonia de procedencia yoruba, en la que por medio de cantos, bailes, y toque de tambores y sonajas, se invoca a los dioses.
En estas ceremonias, los orichas se llaman para conmemoraciones, ofrendas, para iniciar a un nuevo integrante, o para recordar a algún muerto.
Se toca, se baila, y se canta en función del culto, porque esta “no es música para desviar, sino para aviar a la gente por determinadas situaciones que se reproducen en el rito”.
Bongos tambor Cuba Ref:440 Pulsa
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