Hierbas para rituales
Muchas de las mujeres consideradas brujas durante la Edad Media y la Edad Moderna
eran en realidad excelentes botánicas que aprovechaban los recursos que tenían a su alcance, que les proporcionaba la Tierra para
remediar los problemas de salud de su comunidad.
Sabían dónde recoger las plantas adecuadas, cuándo, cómo y, sobre todo, para qué se debían utilizar.
La plataforma digital doctoralia.es cuenta que antiguamente el dolor de cabeza se curaba con infusiones de corteza de sauce,
porque contiene ácido acetilsalicílico, ni más ni menos que el que se halla en las aspirinas actuales.
Los que padecían de insomnio solo tenían que recurrir a las semillas de amapola.
La acción sedante que producen las cápsulas encontradas dentro de la semilla de esta flor ha ayudado a la humanidad a conciliar el sueño durante miles de años.
No obstante, su consumo debía ser acorde con el ciclo menstrual de la mujer.
Con el tiempo y las nuevas tecnologías la sociedad se ha ido olvidando de estos remedios medicinales que en ocasiones se han rodeado de un halo mágico.
A pesar de ser remedios naturales utilizados a lo largo de la historia, estas potentes plantas, a menudo venenosas, acabaron demonizándose,
así como las personas que las utilizaban, las brujas, normalmente mujeres.
Antiguamente cuando a alguien se le daba el título de bruja o brujo, esta persona automáticamente quedaba al margen de la comunidad y al mismo tiempo a su servicio.
Interactuaba con los espíritus para que hubiera buenas cosechas, buenas lluvias, salud, buenos partos
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