Descripción
Bolígrafo mosaico
Un mosaico (del latín (opus) mosaĭcum, traducido como “(obra) relativa a las Musas“1) es una obra artística elaborada con pequeñas piezas de piedra, cerámica, vidrio u otros materiales.
Son de diversas formas y colores, llamadas teselas, unidas sobre un lecho aún fresco de yeso, cal y polvo de arcilla, cemento u otro aglomerante para formar composiciones decorativas geométricas, figurativas o abstractas.
La obra del mosaico se realiza sobre todo en superficies planas y de tamaño grande, como una pared, un suelo o un techo, pero a veces se adapta también en simples objetos o pequeños paneles.
La creación de un mosaico es un arte muy antiguo. En Creta durante la Edad de Bronce ya se desarrollaba esta habilidad.
Se han encontrado obras de mosaicos en yacimientos arqueológicos de Mesopotamia (siglo IV al III a. C.), Grecia (siglo III a. C.) y en Mesoamérica.
El gran desarrollo se dio en época del Imperio Romano y más tarde, con los bizantinos, islámicos, normandos (en Sicilia, siglo XII).
La técnica del mosaico proviene de un perfeccionamiento del primitivo pavimento que se hacía con guijarros y se denominaba con el término griego de lithostrotos (‘preparado con piedras’).
En el mundo europeo fue muy frecuente y desde muy temprano (desde fines del siglo V a. C.) el pavimento compuesto por guijas de río (piedrecillas pequeñas que se encuentran en las orillas) de tamaños y de colores distintos.
Con estas guijas se hacían dibujos sencillos de temas geométricos.
En los pueblos de Castilla y León (en España) han seguido a través de los siglos esta tradición para los patios y vestíbulos de las casas.
Es lo que llaman enguijarrado
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